Los espacios confinados, como los depósitos y las calderas, no son fáciles de entrar. Y, por tanto, tampoco es fácil salir de ellos. La boca de inspección puede ser demasiado pequeña para acceder fácilmente. A menudo hay falta de ventilación, lo que provoca una acumulación de gases tóxicos o niveles inseguros de oxígeno. El riesgo de explosión podría ser alto. Sin embargo, es necesario acceder a estos depósitos y calderas con regularidad para su inspección, limpieza, mantenimiento o reparación. Esto significa que, en cualquiera de estos casos -generalmente durante una parada de mantenimiento-, se requieren medidas adicionales, para garantizar el bienestar de los ingenieros implicados. Saber quién está dentro de una zona de almacenamiento de tanques y lo que ocurre en ella no sólo es obligatorio para un mantenimiento seguro y eficaz, sino que a menudo también lo exige la ley.